10 de diciembre de 2010

"Momo" de Michael Ende


Momo es una niña que un día sale de la nada para instalarse en las ruinas del anfiteatro de la ciudad. Nadie –ni siquiera ella misma- sabe de dónde viene, cuántos años tiene ni quiénes son sus padres. Momo viste un abrigo de hombre que le queda largo y una falda hasta los tobillos. Tiene el pelo sucio y la tez muy morena. A pesar de todo esto, Momo no es ninguna salvaje o algo similar.

Momo posee un don muy preciado y por el que sus amigos la adoran y usan como solución para todo. Momo tiene la capacidad de saber escuchar como ninguna persona sabe hacer. Cuando te mira a los ojos, tú no eres capaz de decir mentiras y de pronto mil ideas inteligentes irrumpen en tu cerebro.
Momo es feliz con sus mejores amigos Gigi y Bepo, totalmente opuestos el uno al otro. Pero todo se ve alterado con la llegada de los hombres grises a la ciudad, personajes escondidos bajo una gran dialéctica, arma que usan para negociar con el tiempo de sus habitantes.


Una novela brillante que, después de leer La Historia Interminable, no decepciona para nada. Son dos novelas muy diferentes de Ende pero que, al mismo tiempo, comparten la magia de la fantasía y ese amor por las cosas sencillas e invisibles a los ojos.

Esta es una novela que os recomiendo vivamente, pues hace pensar mucho (¡me encantan este tipo de novelas!), sobre todo al comparar la realidad actual con la ficción del mundo de Momo. Recuerdas que a veces, en vez de mejorar con la tecnología, decaemos brutalmente sin darnos cuenta de lo que estamos destruyendo. He aquí un ejemplo representado de forma exquisita en un fragmento:

Cada vez era más frecuente que los niños trajeran toda clase de juguetes con los que no se podía jugar de verdad, como, por ejemplo, un tanque de mando a distancia, que se podía hacer dar vueltas, pero que no servía para nada más. O un cohete espacial, que daba vueltas alrededor de una torre, pero con el que no se podía hacer nada más. O un pequeño robot, que se paseaba con los ojos encendidos y giraba la cabeza a uno y otro lado, pero que no se podía aprovechar para nada más. (…)Esas cosas eran tan perfectas hasta el menor detalle, que
uno no se podía imaginar nada.

Aunque sea considerada infantil, es apta para el consumo adulto, ya que estos la pueden leer y quedar igual o más satisfechos que los niños. Sí, no soy nada partidaria de la división de las lecturas por edades ¬¬. Todavía sigo sin entender qué es lo que nos ocurre el día que cumplimos dieciocho años para que de pronto podamos hacer lo que nos dé la gana. Deberían inventar un medidor de madurez un día de éstos y se evitarían muchos problemas, ¿no creéis?
Pues nada, ¡Id con Momo! No os defraudará.

6 comentarios:

  1. Por lo que cuentas parece una delicia. Creo que le daré una oportunidad, cuando pueda hacer un hueco en la lista de pendientes...
    Un beso,

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  2. Me encanta Momo!! Lo leí de pequeña (uno de los pocos que leí xD) y lo tengo en un altar casi :)

    Besos ^^

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  3. La cita es muy buena, y, mira, me han entrado muchas ganas de leer Momo, cosa que no he hecho, pensando que era algo ligera.
    Gracias por la recomendación-

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  4. wow!!! me lo lei en el colegio y me encanto!!! ^^ muy chula la reseña ;)

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  5. hace siglos que lei,esta novela y hace siglos que nadie me la habia vuelto a nombrar¡¡siempre es bueno¡¡volver la vista atras con un libro¡

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  6. Yo empecé a releerla el año pasado, pero al final la acabé dejando. La verdad es que no es mi favorita de Ende...

    ¡Un saludo!

    Lana.

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