2 de octubre de 2010

Oxigenación


Hoy me duele respirar el mismo aire que esas personas crueles que nunca llegaré a comprender. Me asfixio entre mis propios suspiros exhalados y cuando inspiro el mismo aire que tú, siento náuseas. El oxígeno y el dióxido de carbono se apoderan de mí, me atenazan la garganta y siento mi corazón detenerse.

Despacito, muy despacito...
...con miedo a que llegue otra ráfaga de aire que avive su fuego interno.

Y...
Me miras.

Siento una ligera brisa correr por la habitación.

Se intensifica.

Y yo...
Siento mi corazón... en llamas.

Otra vez.

1 comentario:

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