Hoy me duele respirar el mismo aire que esas personas crueles que nunca llegaré a comprender. Me asfixio entre mis propios suspiros exhalados y cuando inspiro el mismo aire que tú, siento náuseas. El oxígeno y el dióxido de carbono se apoderan de mí, me atenazan la garganta y siento mi corazón detenerse.
Despacito, muy despacito...
...con miedo a que llegue otra ráfaga de aire que avive su fuego interno.
Y...
Me miras.
Siento una ligera brisa correr por la habitación.
Se intensifica.
Y yo...
Siento mi corazón... en llamas.
Otra vez.
los corazones palpitantes son los mejores.
ResponderEliminar