15 de octubre de 2010

A lomos de un caballo llamado Tiempo


Ven, cabalga conmigo. Aférrate a las oscuras riendas del destino. Enfila sin rechistar este camino en el que las pisadas se pierden y las heridas dejan de existir en el momento en el que nacen. Oh, dios mío, no mires atrás, por todo lo que más temas. Lucha hasta el final, apártate las telarañas adheridas a tu rostro. No mires tu reflejo en los charcos del camino, sólo te brindará dolor ver en lo que te has convertido. Eres una persona diferente de cuando empezaste a luchar, no interrumpas la metamorfosis.

Ven, oh, cabalga conmigo en este océano de dolor e injusticia llamado vida. No lo hagas solo, pues no soportarás caerte al barro sin nadie que te ayude a levantarte; tu montura se alejará deprisa, muy deprisa, perdiéndose por el horizonte, saboreando la libertad...

2 comentarios:

  1. Me gusta la idea de apartarse la tela de araña pegada a nuestro rostro. Realmente hay que separarse de las ideas negativas, de antiguas creencias para encarar con cierta ilusión el futuro, ya que estamos dispuestos a vivir la vida.

    Agradable lectura lo que siempre nos proporcionas.

    saludos.

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